Las rúbricas, son instrumentos para evaluar, y sirven para
medir el nivel de desempeño de acuerdo a ciertos criterios.
Seguramente te habrás topado con alguna para evaluar una
actividad o un proyecto, pero… ¿sabes cómo utilizarlas de manera correcta?
Primero, es importante que conozcas las partes que la
integran:
- Lo primero son los niveles, que son escalas del nivel de ejecución y van siempre ordenadas de menor a mayor.
- Los criterios, que son los puntos que se van a evaluar.
- La descripción, en donde podrás ver desarrollados cada uno de los criterios a evaluar, dependiendo del nivel de desempeño en el que se ubique cada uno.
- Y por último la puntuación, que es la calificación en números, que tiene cada criterio de acuerdo con el nivel en el que se encuentre.
Ahora que conoces la rúbrica, es más fácil que sepas cómo utilizarla.
Lo primero que debes hacer, cuando te han asignado algún trabajo es, además de
leer con detenimiento las instrucciones, revisar tu rúbrica de evaluación.
Para esto, no es necesario que leas toda la rúbrica, si no solamente
el nivel más alto, ya que tu objetivo debe ser el tener la mejor evaluación
posible. Puedes identificar este nivel de dos maneras: ya sea el que tiene el
mejor adjetivo para describirlo, como por ejemplo “excelente”, “Muy alto”,
“Sobresaliente” o “Experto”, o el que tiene la puntuación más alta.
Una vez que hayas leído la rúbrica, puedes comenzar a
elaborar tu trabajo, con la seguridad de que tienes muy claro cuáles son los criterios
con los que se te van a evaluar, y lo que debe tener tu actividad para obtener
la mayor calificación.
Cuando hayas terminado tu trabajo, es muy recomendable que
le des una última revisada a la rúbrica, esto es, a manera de una lista de
cotejo o “cheklist”, la intención es que vayas revisando punto por punto de la
rúbrica, para asegurarte que no se te olvidó nada, antes de entregar tu
trabajo.
Para ver esta información de manera más detallada, te invitamos a ver el siguiente video: